No todo es blanco o negro en esta vida. Ella me lo enseñó. Hay miles de matices diferentes que nos perdemos al fijar la vista siempre en lo negativo. La vida es mucho más que llorar, incluso mucho más que reír. Hay que vivirla intensamente, sí, pero también hay que ser capaz de romper el paso, dar un salto y mirar a nuestro alrededor de vez en cuando.
Vivimos rodeados de personas que sienten, que viven igual que lo hacemos nosotros. Personas que caminan sus vidas y se rozan de vez en cuando. Caminamos y buscamos nuevos senderos, nuevos horizontes que nos den las fuerzas y el impulso que nos falta para alcanzar nuestras metas.
Por eso, hay que perder la ceguera. Hay que abrir bien los ojos y mirar a nuestro alrededor como el que nace a un nuevo día. Dar gracias por vivir, pero darlas viviendo, sin palabras, solo con hechos. Aprenderás que la vida se puede disfrutar a todo color. Solo hay que saber apreciar los matices y dejar a un lado los grises.
Así, a base de soñar en colores, empezarás a vivir como a ti en verdad te gustaría. Te darás cuenta del tiempo perdido y, al fin, serás libre de sentir, de reír, de ser feliz. Están ahí, todos los colores, te lo digo yo que como tú, también estuve ciego.
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